Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

SEMANA SANTA miércoles 31 de marzo 2021Is 50, 4-9; Sal 68; Mt 26, 14-25Jesús quiere dar la vida. Es el Amor del Padre, de modo que no tiene límites su entrega; sin embargo surge la traición. ¡Vender al amigo! Veíamos que Jesús en el texto de Juan cuidaba que Judas no tuviera mala fama en el grupo.Ahora lo confronta. ¿Es contradicción? No, es otra cara de atención a Judas. Lo confronta y le da oportunidad de cambiar.

“Tú lo has dicho”. Jesús hace ver a Judas su responsabilidad y en consecuencia su culpa. Tenía la posibilidad de arrepentirse. Jesús permanece en el mismo tenor, el cumplimiento de la voluntad del Padre para darle la gloria que merece. “el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado!”. Aquí está la doble realidad, el cumplimiento de las Escrituras, la voluntad del Padre y el pecado, la responsabilidad personal. Jesús espera siempre nuestra conversión. Él está bien dispuesto a la voluntad del Padre, nada lo detiene. “Mañana tras mañana, el Señor despierta mi oído, para que escuche yo, como discípulo. El Señor Dios me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia, ni me he echado para atrás”. Con Cristo, podemos sufrir pero no ser sometidos. Con Cristo podemos entregar la vida en el amor, sin perder nuestra dignidad. Con Cristo podemos promover la justicia y la paz viendo de quien viene nuestra misión. La libertad interior de Cristo lo enseña a decir: “¿quién luchará contra mí? ¿Quién es mi adversario? ¿Quién me acusa? Que se me enfrente. El Señor es mi ayuda, ¿Quién se atreverá a condenarme?” Si Dios no nos condena, más aún nos perdona en Cristo, ¿Qué temer? Nuestra sociedad, la humanidad, necesita testigos de la verdad, la libertad para la paz.

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