V DOMINGO DE CUARESMA

«LA HORA DE JESÚS: POR LA CRUZ A LA GLORIA»

EL PAN DE LA PALABRA DE DIOS PARA NUESTRA FAMILIA

Esta iniciativa tiene la intención de acercar más a las familias a los tesoros que abundan en la Palabra de Dios. Pongo en tus manos estos sencillos pasos que, si se llevan a cabo como se aconseja, estoy seguro que ayudarán a papás, hijos, abuelos y a todos los miembros de cada familia a conocer, comprender y poner en práctica lo que Dios una y otra vez nos dice. El Espíritu Santo ilumine a cada familia en esta aventura, y la Virgen María y San José nos muestren a la Palabra hecha carne, a quien ellos mismos contemplaron.

Pbro. Martín González Soria

Catedral de San Buenaventura, Edo. de México.

PASO 1. ORAMOS EN FAMILIA

Estando reunida la familia hacen la siguiente oración:

Papá o mamá: Señor, Padre nuestro, queremos que tú seas el centro de nuestra familia. Te ofrecemos nuestro hogar y nuestro corazón. Especialmente te damos gracias porque nos das la oportunidad de continuar en este tiempo de gracia, que es la cuaresma, camino que nos lleva de tu mano para celebrar y vivir los misterios de nuestra salvación: tu Pasión, tu Muerte y tu Resurrección.

Todos los demás miembros de la familia: Señor, tu Palabra sea lámpara que ilumine nuestros pensamientos, palabras y acciones, a fin de que transforme y moldee el barro del que estamos hechos y así, cada vez más tomemos la forma que tu quieres, que tú has soñado para esta familia. Virgen María, prepara nuestro corazón para acoger la Palabra como tú la acogiste y te alimentaste de ella. Amén.

PASO 2. ESCUCHAMOS EN FAMILIA LA BUENA NOTICIA

En este ambiente de oración leemos y escuchamos el pasaje bíblico: (un miembro de la familia lee 2 veces el pasaje del evangelio según San Juan Capítulo 12, versículos 20 al 33)

Del Santo Evangelio según San Juan 12, 20-33

Si el grano de trigo sembrado en la tierra, muere, producirá mucho fruto.

Entre los que habían llegado a Jerusalén para adorar a Dios en la fiesta de Pascua, había algunos griegos, los cuales se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le pidieron: «Señor, quisiéramos ver a Jesús».

Felipe fua a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús y él les respondió: «Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado. Yo les aseguro que si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre.

Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora’? No, pues precisamente para esta hora he venido. Padre, dale gloria a tu nombre». Se oyó entonces una voz que decía: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».

De entre los que estaban ahí presentes y oyeron aquella voz, unos decían que había sido un trueno; otros, que le había hablado un ángel. Pero Jesús les dijo: «Esa voz no ha venido por mí, sino por ustedes. Está llegando el juicio de este mundo; ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». Dijo esto, indicando de qué manera habría de morir.

Palabra del Señor.

PASO 3. ANTES DEL DIÁLOGO EN FAMILIA ES NECESARIO TENER EN CUENTA QUE …

La salvación que Jesús nos ofrece es para todos. Nos acercamos cada vez más a la celebración de los misterios de nuestra salvación: la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, conocido como el Triduo Pascual.  Él ha venido por todos y por eso ofrece su vida por todos, «Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí». Esta apertura universal de la salvación se encuentra de manera clara en el texto bíblico de hoy en el momento en que unos griegos (paganos que no forman parte del pueblo judío) expresan su deseo a Felipe de querer ver a Jesús, de esta manera, nuestro Señor ha comenzado ya a atraer a todos hacia Él.

El deseo que expresan los griegos de querer ver a Jesús, no es más que el deseo y anhelo que todas las personas llevamos en nuestro interior de amor y felicidad, de querer también ver a Jesús. Esta aspiración de infinito que llevamos en nuestro ser no la podremos saciar nunca en este mundo que pasa, por más bello y hermoso que sea, porque nuestro espíritu, al ser la imagen de Dios que todos llevamos impresa, no se saciará jamás con las cosas de esta tierra ya que no estamos hechos para este mundo sino para plenificar y saciar esa sed de ver a Jesús, de participar de su vida y así, encontrar nuestro fin y felicidad plena.

La hora de Jesús. Uno de los temas que atraviesa el evangelio según san Juan es el tema de «la hora de Jesús». (Algún miembro de la familia lee Jn 2,4; 7, 6.30; 17,1-3). La Hora de Jesús se refiere a su glorificación en la cruz, que no es su derrota sino su victoria; por eso, en el mismo momento que Jesús da la vida en la cruz, el Padre lo glorifica, lo llena de gloria y de vida, de ahí que Jesús diga: «Si el grano de trigo, sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto». Cuando Jesús se entera de que unos griegos quieren verlo, manifiesta que ha llegado la hora de que sea glorificado, es decir, ha llegado la hora de su levantamiento, la hora de la cruz. En todo momento Jesús es consciente de que ha venido para esa hora, la hora de la glorificación del Hijo, de su entrega voluntaria por amor a nosotros, por nuestra salvación; y, aunque deja ver su miedo, se entrega plenamente a la voluntad del Padre: « Ahora que tengo miedo, ¿le voy a decir a mi Padre: ‘Padre, líbrame de esta hora’? No, pues precisamente para esta hora he venido». Esta parte del texto bíblico nos recuerda la oración de Jesús en el huerto. La hora de Jesús es la hora de su exaltación en la cruz, de su entrega total a la voluntad del Padre, esta hora es al mismo tiempo su glorificación, la puerta abierta para que todos obtengamos la salvación.

DIALOGAMOS EN FAMILIA CON LA BUENA NOTICIA

  1. En nuestra familia, ¿Cómo se experimenta en la vida cotidiana el deseo de Dios que llevamos en nuestro ser? ¿Hemos querido saciar ese anhelo de infinito con las cosas de este mundo? Cuando así lo hemos hecho, ¿Cómo nos sentimos? ¿De qué manera podemos ir, ya desde esta tierra, saciando ese deseo? Como los griegos que aparecen en el texto de hoy, ¿Tenemos el deseo profundo de ver a Jesús? ¿En qué lo notamos?
  2. ¿Somos conscientes de que Jesús ha venido para glorificar a nuestro Padre Dios ofreciendo su vida por nosotros? Al ver a Jesús glorificado en la cruz, ¿Nos sentimos atraídos hacia Él? (La familia pone una la imagen de Jesús crucificado al centro y cada uno comparte lo que le atrae de Jesús y cómo puede hacerlo vida cada día)

PASO 4. ORAMOS Y AGRADECEMOS EN FAMILIA

En torno a una biblia abierta, donde se encuentra el pasaje que acabamos de meditar, y puesta al centro de la familia en una mesita con un cirio encendido, hacemos en familia oración. Dios nos ha hablado en su Palabra, ahora ¿Qué le respondemos nosotros?, ¿Qué nos anima la Palabra decirle a Jesús? A partir de une frase o una actitud de Jesús puedes hacer tu oración. Espontáneamente cada miembro hace oración en voz alta. Finalmente buscamos el canto en google: «Nadie te ama como yo», y lo escuchamos con atención.

PASO 5. PARA SABER MÁS…

En ediciones anteriores de: «El Pan de la Palabra de Dios en Familia», hemos afirmado que al evangelio de Juan se le conoce como el evangelio de los signos, y decíamos que fundamentalmente son siete los signos que Juan nos narra en este libro, ¿los recuerdas? Resulta muy iluminador saber que el signo por excelencia es la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, los siete signos anteriores apuntan a este: Jesús se presenta como el esposo fiel de la Iglesia, que en la bodas de Caná inaugura una nueva alianza, un tiempo de alegría y salvación (primer signo); Jesús es nuestra salud de alma y cuerpo, esto lo vemos claramente en la curación del hijo del funcionario real y en la curación de un paralítico (segundo y tercer signo); Jesús nos dice que Él es el pan de vida, al dar de comer a más de cinco mil personas (cuarto signo); Jesús se presenta como la Palabra de Dios que tiene poder sobre la creación, cuando camina sobre las aguas (quinto signo); Jesús se muestra como la luz del mundo, cuando da la vista a un ciego de nacimiento (sexto signo); Jesús es la resurrección y la vida al devolver la vida a Lázaro (séptimo signo). El signo por excelencia en el que Jesús nos muestra todo su amor por nosotros y en el que aglutina los anteriores es su Pasión, Muerte y Resurrección, porque: «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único para que todo el que crea en él tenga vida».

RETO EN FAMILIA

Dejándose guiar por los títulos de las secciones pequeñas que muestra el evangelio de san Juan, identifiquen los siete signos que presenta este libro bíblico.

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