II ADVIENTO lunes 7 de diciembre 2020
San Ambrosio, obispo y doctor de la iglesia San Ambrosio nació en Tréveris entre el año 340. Fue obispo de Milán en Italia y maestro de San Agustín, obispo de Hipona. Destacó por ser un gran orador y uno de los más ilustres Padres y Doctores de la Iglesia. Uno de los aportes más importantes que desarrolló en favor de la Iglesia fueron sus catequesis sobre el Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía y la Penitencia, compuso un tratado acerca de la virginidad y la pureza y, además, comentarios sobre los salmos. Falleció el 4 de diciembre de 397. Is 35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26.El testo del evangelio nos puede hacer pensar en una palabra: seguridad. Los amigos del que iba en la camilla están seguros de que Jesús puede curarlo. Jesús con toda seguridad afirma: “Amigo mío, se te perdonan tus pecados”, al ver la fe de los amigos del paralítico. Quienes quedan negativamente impresionados son los que no tienen fe, los que cuidan su parte en el poder “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Duda sobre la persona de Jesús, que quiere hacer el bien. Con toda seguridad, asertividad, Jesús insiste en su autoridad: “para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados…”. Así revela su identidad con su poder de misericordia, de perdón como juicio sobre el pecador. Esto ha de animarnos. Sucede que ante nuestro pecado, o el juicio que hacemos de los demás, nos lleva a pensar que es imposible el perdón de Dios. Jesús responde a esa incertidumbre, Dios perdona todos los pecados, su misericordia está por encima de toda ley. Hay quienes han llegado a considerar la pandemia como un castigo divino. Otros son más bien indiferentes a ella a causa de su corazón endurecido. En ninguno de esos casos nuestra conducta puede ser adecuada: apocarnos en el corazón, pensar que lo podemos todo. Este aspecto de nuestro Adviento es importante meditarlo para vivirlo. ¿Estoy postrado en una camilla por mi debilidad, ceguera o sordera ante la Palabra? ¿O mi corazón está lleno de orgullo y no me abro a la conversión, más bien intento juzgar por encima de Dios? ¡Cuánto nos pide el Señor en este tiempo de cuarentena revisar nuestras tradiciones, purificar nuestra fe! Acudamos a san Juan Crisóstomo para profundiza nuestra fe en un proceso de conversión.