XX ORDINARIO martes 20 de agosto de 2019
San Bernardo, abad y Doctor de la Iglesia.
Jue 6,11-24; Sal 84; Mt 19, 23-30.
La palabra Dios se refiere al ser totalmente distinto de la creación, por tanto del hombre. Dios es distinto, absoluto en sí mismo. Es creador. No hace falta pensar en que alguien lo haya creado, o que permanezca en un lugar.
Al acercarse a nosotros nos comparte rasgos de su vida, para que vivamos, de manera libre y voluntaria, como hijos suyos, ‘de su familia’, participando de su eternidad. Por eso habla Jesús en ese sentido.
“Para los hombres eso es imposible, más para Dios todo es posible… Yo les aseguro que en la vida nueva…” se está refiriendo a la regeneración de la vida que Él nos dio al crearnos y que es la vida del Espíritu Santo en nosotros.
Lo vemos en la historia de Gedeón. Un hombre sencillo, que vive en presencia del Señor por la fe y es llamado a ser caudillo del pueblo elegido. Sabe de la historia de liberación y de las promesas del Señor.
El Señor se acerca a él ofreciéndole los signos de su presencia al consumir la ofrenda que le presenta. Sabe Gedeón que está tratando con el Señor y que Él viene en su ayuda, dándole además la paz.
A través de Gedeón el Señor reconstruye a su pueblo en la libertad y la paz, en la tranquilidad para vivir delante suyo. Dios interviene y acompaña siempre a cada uno de nosotros en lo que nos pide. Falta disponernos a Él totalmente.
Hoy celebramos a un santo que, desde niño, vive un encuentro con Jesús en los brazos de María. Siendo monje recorre muchos lugares promoviendo la paz y la reconciliación, predicando el evangelio de modo que atrae a muchos.
El
integra a la salve las palabras: ‘oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen
María’. San Bernardo interceda por nosotros.