El Señor Obispo Don Guillermo Ortiz, llevó a cabo un Entrenamiento Pastoral con Sacerdotes y Seminaristas

ENTRENAMIENTO PASTORAL: ¡VER, SENTIR Y ACTUAR COMO PASTORES! 

-Por Seminarista Carlos A. Flores Loya.

En un mundo de culturas diversas y criterios de juicio tan controversiales parece cada vez más difícil comunicar la Buena Noticia de Jesucristo. En efecto, no nos enfrentamos únicamente a la complejidad de anunciar el Evangelio en zonas geográficas remotas, con poblaciones cada vez más numerosas, sino también, y sobre todo, asistimos al gran reto de transformar los modos de pensamiento y los modelos de vida de tantas personas que están en contraste con la Palabra de Dios.

         Bien podemos preguntarnos: ¿cómo hacer efectiva la tarea de la Nueva Evangelización a la que la Iglesia nos llama? El Documento de Santo Domingo nos responde con claridad: debe ser una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión. Y sobre todo es una tarea que compete a los pastores de la Iglesia y, por supuesto, a los futuros sacerdotes.

         En este contexto, los días del 15 al 19 de julio del presente se ha vivido en nuestra Diócesis una semana de entrenamiento pastoral. No ha sido un curso, ni un taller. ¡Es un entrenamiento! Así es, como los deportistas, sólo que con un fin muy claro: la pastoral diocesana.

         El entrenador fue el Sr. Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón. Leímos algunos fragmentos de  Evangelii Nuntiandi y Santo Domingo para comprender la importancia de formarnos en un nuevo estilo de hacer pastoral. Posteriormente, en diálogo con los sacerdotes formadores y párrocos, descubrimos la centralidad de la dimensión pastoral a la luz de la Ratio Fundamentalis.

         Ha sido una semana muy rica porque como buen entrenamiento nos ha ejercitado en el diálogo entre seminaristas y sacerdotes, nos ha lanzado a elaborar un proyecto de vida que incluya la comprensión tetradimensional de la persona y nos ha fortalecido para ver nuestra realidad, sentir con claridad la voz de Dios que nos llama y actuar sin miedo enraizados en el proceso evangelizador de nuestra amada Diócesis de Cuautitlán. Después de entrenar ¡ahora sí, a la cancha!

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