Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

VI ORDINARIO martes 19 de febrero de 2019

Misa Por los cristianos perseguidos

Gén 6, 5-8; 7, 1-5. 10; Sal 28; Mc 8, 14-21.

Todos sabemos que la levadura es algo que afecta a la masa, haciéndola esponjarse, inflarse. Jesús ha discutido con los fariseos sobre las cosas que van añadiendo a la ley, la han inflado y, contradictoriamente, la han dejado vacía.

Herodes no se diga. Es un rey esclavizado al poder, a la ganancia injusta, que no acepta la verdad. Esas dos levaduras adulteran la vida del Reino que nos trae Jesús. Por eso da esta orientación a sus discípulos.

Como ellos, muchas veces nosotros nos quedamos con el corazón y la mente cerrada. Una cosa es no entender, otra es no querer entender. Jesús multiplica los panes, y sobra. Estando Él no necesitamos otro pan.

Jesús es el verdadero pan ázimo, que no necesita levadura. Es el Pan que da la vida y permanece. Es el hombre muevo que surge de la muerte, resucitado. Si somos discípulos suyos, hemos de resurgir igualmente.

Esta nueva vida no depende sólo de nosotros. Es dejar que Dios actúe en cada uno. como sucedió en tiempos de Noé. En una imagen muy humana de Dios “se arrepintió de haber creado al hombre, y lleno de profundo pesar, dijo…”.

Y su Palabra creadora que en 7 días había hecho el universo, lo destruyó todo, salvo a Noé y su familia que “encontró gracia ante el Señor”. Es el inicio de una nueva creación. Entran en el Arca, como un nuevo seno materno.

Cada uno de los discípulos de Jesús estamos incompletos si no comenzamos al menos a ser misioneros, testigos suyos con nuestra vida diaria. Abramos los ojos a nuestra verdad y pongámonos delante del Señor.

Actualmente hay muchos cristianos perseguidos, discípulos misioneros a quienes algunos, sintiéndose poderosos, no les dan libertad para vivir su fe, para transformar el mundo desde la justicia y la paz.

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