Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

V ORDINARIO lunes 11 de febrero de 2019.

Nuestra Señora de Lourdes

Gén 1, 1-19; Sal 103; Mc 6, 53-56.

Jesús es perseguido porque da la vida. Quienes lo persiguen tienen una gran fe que los mueve a fiarse de Él totalmente: “A dondequiera que llegaba, en los poblados. ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto”.

Este es el signo de que el Reino de Dios ha llegado, de que todo puede volver a su original realidad. La descomposición del mundo, del hombre mismo, le hace probar la debilidad, la enfermedad física, psicológica, espiritual.

La acción que realiza Jesús es la de sanar integralmente a la persona. La saca de confusiones producidas por la mentira en el mundo. Aún en lo espiritual al liberarla del pecado y del influjo del maligno la sana.

Es la situación de la tierra descrita en el libro del Génesis: “La tierra era soledad y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo”. Desde ahí Dios ya miraba todo con amor: “El espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”.

Todo viene a la existencia por su Palabra, como por la Palabra hecha carne, Jesús de Nazaret, recobran la salud quienes se acercan a Él aún cuando apenas lo tocan. Dios es Creador y su Palabra es poderosa.

Sabemos que Dios no se arrepiente de su Creación, porque desde el principio “vio Dios que era bueno”. En esta obra de a redención, de la nueva creación, el papel de María de Nazaret es importante.

Ella es auxilio de los cristianos, salud de los enfermos, consoladora de los afligidos, refugio de los pecadores. Hoy celebramos sus apariciones en Lourdes. Pidámosle interceda por nuestra salud plena, la salvación.

El Papa San Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del enfermo en 1992.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *