Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

TIEMPO DE NAVIDAD martes 8 enero de 2019
1Jn 4, 7-10; Sal 71; Mc 6, 34-44.
Jesús es un migrante de la Palabra. Sale de su tierra para predicar. Así como en el camino de María, Él en su sueno virginal, la acompaña para que se cumpla lo dicho por el Señor.
Desembarca y actúa desde su interior al ver a la gente: “se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas” Ahora surge como el buen pastor que sirve a las ovejas con la Palabra.
Y también es el Pastor que las alimenta: “Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados”.
Un alimento que sacia, con una Palabra que ilumina y sana, es el servicio del Pastor prometido. ¡Dios está con nosotros! ¡El Hijo es el cumplimiento de la promesa! El que fue recostado en el pesebre al nacer, es el que nos da de comer.
Aquí encontramos lo que el Apóstol nos dice: “El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados”.
Vivir conforme a la fe en Jesucristo nos lleva a vivir su Palabra que es mandato de amor aún a los enemigos, sin medir diferencias de ninguna especie. Vivir por el Hijo Unigénito del Padre es acogerlo, comerlo, en la Eucaristía.
No se trata de un mero rito externo, sino de una adhesión permanente al Señor que nos salva, para caminar en con Él siempre. El amor lleva a la verdad y ésta a la libertad, que construye la paz.
Este es el secreto que Dios nos da para siempre.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *