Homilía del señor obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

XXXIII ORDINARIO miércoles 21 noviembre de 2018
La Presentación de la Santísima Virgen María
Ap 4, 1-11; Sal 150; Lc 19, 11-28.
El camino hacia Jerusalén tiene varios significados para Jesús: una tradición, recordemos que ahí sus padres lo perdieron de vista mientras Él estaba en la casa de su Padre.
Como familia del Pueblo Elegido, Él sabe que tiene un significado especial, es la Ciudad Santa, donde está el Templo. Todo un simbolismo de la presencia de Dios. Y es el lugar donde Él cumplirá su hora, la de su entrega al Padre.
“la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro”. En estas circunstancias les dice la parábola del rey y de sus empleados. De seguro el que iba a ser nombrado rey confiaba en ellos.
Pero los empleados no lo querían y llega con el título de rey. Sólo tres cumplen, en consecuencia, reciben una distinción, que es una oportunidad más.
“todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará”. Si tienes capacidades y las desarrollas, tendrás más; si tienes fe y la pones en práctica, crecerá tu fe.
No se trata del dinero, sino del camino que lleva a la vida del reino. Con argucias políticas, humanas, quienes rechazan hoy a Cristo, como los que envían y los mismos enviados a bloquear la elección.
Si somos fieles a Cristo podremos estar con Él en su trono, como los 24 ancianos que representan la continuidad entre las 12 tribus y los 12 apóstoles. Expresan el reconocimiento de Dios con su adoración.
Las 4 figuras son los puntos cardinales que abarca el Dios de la Creación; san Ireneo ve a los evangelistas. María se nos ha adelantado y, presentada al Templo ha llegado a la plenitud por su fidelidad. Ella nos enlaza con el pueblo elegido.
Celebrémosla gozosos invocando su intercesión.

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