XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

EL PAN DE LA PALABRA DE DIOS PARA NUESTRA FAMILIA

«JESÚS SE NOS DA COMO PAN DE VIDA»

Esta iniciativa tiene la intención de acercar más a las familias a los tesoros que abundan en la Palabra de Dios. Pongo en tus manos estos sencillos pasos que, si se llevan a cabo como se aconseja, estoy seguro que ayudarán a papás, hijos, abuelos y a todos los miembros de cada familia a conocer, comprender y poner en práctica lo que Dios una y otra vez nos dice en su palabra, que es pan que alimenta y vida para el mundo. El Espíritu Santo ilumine a cada familia en esta aventura, y la Virgen María y San José nos muestren a la Palabra hecha carne, a quien ellos mismos contemplaron.

Pbro. Martín González Soria

Catedral de San Buenaventura, Edo. de México.

PASO 1. ORAMOS EN FAMILIA

Estando reunida la familia hacen la siguiente oración:

Papá o mamá: Señor, Padre nuestro, queremos que tú seas el centro de nuestra familia. Te ofrecemos nuestro hogar y nuestro corazón. Especialmente te damos gracias por el don de la creación y de nuestra redención. Ponemos en tus manos a tantas familias que están pasando por momentos difíciles para que experimenten tu consuelo y tu paz. Amén

Todos los demás miembros de la familia: Señor, tu Palabra sea lámpara que ilumine nuestros pensamientos, palabras y acciones, a fin de que transforme y moldee el barro del que estamos hechos y así, cada vez más, tomemos la forma que tu quieres, que tú has soñado para esta familia. Virgen María, prepara nuestro corazón para acoger la Palabra como tú la acogiste y te alimentaste de ella. Amén.

PASO 2. ESCUCHAMOS EN FAMILIA LA BUENA NOTICIA

En este ambiente de oración leemos y escuchamos el pasaje bíblico: (un miembro de la familia lee 2 veces el pasaje del evangelio según San Juan Capítulo 6, versículos 41 al 51)

Del Santo Evangelio según San Juan 6, 41-51

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había dicho: «Yo soy el PAN VIVO que ha bajado del cielo», y decían: «¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?»

Jesús les respondió: «No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ese yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.

Yo les aseguro: el que CREE en mí, tiene VIDA eterna. Yo soy el PAN de la VIDA. Sus padres comieron en maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el PAN que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, NO MUERA. Yo soy el PAN VIVO que ha bajado del cielo; el que coma de este PAN VIVIRÁ para siempre. Y el PAN que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga VIDA.

Palabra del Señor.

PASO 3. ANTES DEL DIÁLOGO EN FAMILIA ES NECESARIO TENER EN CUENTA QUE …

Las palabras y verbos que están en mayúscula nos dan la pauta para comprender mejor lo que Jesús nos quiere decir, estas palabras son: PAN, VIDA, VIVIR Y CREER. Las tendremos muy en cuenta.

  1. El texto bíblico de este domingo forma parte del «Discurso sobre el pan de vida» que comenzamos a escuchar el domingo pasado. Este discurso de Jesús tiene su introducción (llamémosle así) en el milagro o signo de la multiplicación de los panes (que escuchamos el domingo antepasado, ¿recuerdan?). Jesús realiza este signo de la multiplicación de los panes y los peces, en el que da de comer a más de cinco mil personas, porque quiere decirnos que en realidad él es el pan de la vida que sacia todo tipo de hambre, es unicamente en él en quien todo encuentra su verdadero sentido. De esta manera, el signo de la multiplicación de los panes y los peces tiene su punto de partida y de llegada en Jesús, pan de vida, el signo nos lleva a Jesús. Cualquier persona que se se encuentra con Jesús y se deja encontrar por Jesús experimenta en su vida la paz y la alegría, y al mismo tiempo, sacia su hambre de afecto, de felicidad, de ser amado, de obtener perdón y misericordia, de sentido de vida, etc.
  2. Los judíos murmuraban, refunfuñaban, no estaban de acuerdo, no quieren creen que Jesús sea el pan de vida. Qué convenencieros somos los seres humanos. Primero lo buscaron porque querían que les siguiera dando de comer y decían que él era el profeta que había de venir, y ahora murmuran y critican a Jesús, no creen en él porque les dijo que él es el pan de vida. El signo de la multiplicación de los panes no los llevó a ver en Jesús el verdadero pan que baja del cielo. Creen conocerlo tan bien ¿No es este el hijo de José…? Aunque la verdad es que no lo conocen, no dan el paso de la fe, el paso que los llevaría a ver en Jesús al enviado del Padre que viene para que tengamos vida y para alimentarnos con su propia vida.
  3. Las palabras CREER, PAN y VIDA, están íntimamente relacionadas. Jesús dice: «El que CREE en mí (cree que soy el PAN) tiene VIDA». Así como sin el pan no podemos vivir, sin Jesús en nuestra vida tampoco podemos tener en nosotros la vida que él nos ofrece, su misma vida, con la consecuencia de ser cristianos fríos, sin fe, sin entusiasmo, sin esperanza, sin amor. Por el contrario, quien se alimenta de Jesús, pan de vida, encuentra la novedad de Dios cada día, es una persona nueva que vive su vida de manera distinta a la que está acostumbrada y experimenta la fuerza que viene de este alimento.

PASO4. DIALOGAMOS EN FAMILIA CON LA BUENA NOTICIA

  1. ¿Qué nos dice al corazón Jesús cuando afirma: «Yo soy el pan de vida»? ¿A qué te invita? ¿Creemos firmemente que Jesús está en la Eucaristía como alimento que se da para fortalecer nuestra debilidad? ¿Cómo podemos ser una familia que tenga como centro a Jesús, pan de vida?
  2. El pan está relacionado a una de las necesidades básicas que tenemos los seres humanos, la necesidad de comer. Pregunta a los niños de la casa: ¿Para qué es el pan? Ahora bien, si Jesús se hace pan, ¿Para qué se hace pan? Así como los seres humanos no podemos vivir sin comer, tampoco podemos vivir plenamente si no nos alimentamos de Jesús.
  3. En nuestra familia: ¿Asistimos como familia a la Eucaristía del domingo y nos alimentamos de Jesús, pan de vida? ¿Podemos decir que nuestra familia es una familia que vive de la Eucaristía o una familia eucarística? ¿Compartimos el pan de cada día con quien lo necesita? ¿Somos una familia generosa que comparte lo que Dios nos da?

PASO 5. ORAMOS Y AGRADECEMOS EN FAMILIA

En torno a una biblia abierta, donde se encuentra el pasaje que acabamos de meditar, y puesta al centro de la familia en una mesita con un cirio encendido, hacemos esta oración.

Decimos todos: «Gracias Padre bueno porque nos has enviado a Jesús como pan de vida que ha bajado del cielo. Gracias por que él se ha entregado por nosotros para que tengamos vida nueva. Enséñanos y ayúdanos a ser pan para quien nos necesite». Amén.

Dios nos ha hablado en su Palabra, ahora ¿qué le respondemos nosotros?, ¿qué nos anima la Palabra decirle a Jesús? A partir de une frase o una actitud de Jesús puedes hacer tu oración. Espontáneamente cada miembro hace oración en voz alta. Finalmente buscamos el canto en google: «Yo soy el pan de vida», y lo escuchamos con atención.

PARA SABER MÁS…

En el evangelio según san Juan, conocido también como el cuarto evangelio, encontramos milagros a los cuales el evangelista les llama signos. Les llama así porque tiene la plena intención de que esos signos nos lleven a algo más o más bien a alguien más, y ese alguien más en JESÚS. De hecho la definición del sustantivo «signo», según el diccionario de la Real Academia es: objeto, fenómeno o acción material que, por su naturaleza o convención, representa o sustituye a otro.

En el caso del signo de la mutiplicación de los panes, éstos representan a Jesús, que es el pan de la vida. Tambien cuando, en el mismo evangelio, Jesús da la vista a un ciego de nacimiento, ese signo que realiza, nos lleva a creer en él como la luz del mundo, «Yo soy la luz del mundo», nos dirá cuando da la vista al ciego (Jn 9,5); cuando realiza el signo de la resurrección de Lázaro nos está diciendo que él es la resurrección y la vida, y así sucesivamente en los demás signos.

En total son siete los signos de Jesús que nos presenta el cuarto evangelio, podemos decir que estos siete signos se sintetizan en uno: JESÚS es el signo por excelencia, el signo principal, el enviado del Padre para realzar su obra, y esta obra consiste en que creamos plenamente en Él (Jn 6,29).

RETO EN FAMILIA

Busquen los siete signos de Jesús en el evangelio de Juan y completen los siete: «Yo soy…», con los que se auto presenta Jesús.

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