Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

VI PASCUA miércoles 29 de mayo 2019

Hech 17, 15-16. 22-18, 1; Sal 148; Jn 16,12-15

Ni la memoria ni la imaginación son estorbo en nuestra vida. Al contrario, son capacidades que hemos de poner siempre al servicio de la verdad, la vida. Todos tenemos recuerdos de los consejos de familiares y amigos y nos sirven.

Nuestra memoria en la fe es el Espíritu Santo, pues “Él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder”.

Una vez más Pablo nos da un testimonio extraordinario. Vive un fuerte enojo al mirar las estatuas a los dioses. Sin embargo tiene la paz y la serenidad en el Espíritu para crear un maravilloso anuncio de Jesucristo.

Observa, medita, imagina, recuerda y anuncia. No expresa su molestia inicial a los atenienses, los alaba y les anuncia “yo vengo a anunciarles a ese Dios que ustedes veneran sin conocerlo”.

Vemos a un Pablo culto, con una gran elocuencia, usando lo que los atenienses conocen como argumentos a favor de Dios. Pero sobre todo un hombre de fe que se enfrenta a una sociedad atada al mundo que no entiende la resurrección.

El texto nos dice que “Después de esto, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto”. Sabe que al menos algunas personas sí acogieron el mensaje. Ahora él tiene que seguir su derrotero a donde lo lleve el Espíritu.

Jesús ya ha cumplido, a través de su Iglesia, la promesa de darnos su Espíritu, y Pablo nos da su testimonio. Estamos enviados a anunciar la Buena Nueva de la Salvación, por la resurrección de Cristo.

Mientras Pablo esperaba a Silas busca cómo realizar su apostolado. No podemos perder tiempo. No podemos dejar vacío ningún tiempo, es necesario aprovechar toda circunstancia porque el mundo necesita a Cristo, Dios vivo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *