Homilía del Señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

IV CUARESMA jueves 4 de abril de 2019

Éx 32, 7-14; Sal 105; Jn 5, 3147

El Pueble elegido se ha  aferrado a las leyes, por eso no cree en el testimonio que da Jesús de sí mismo, aunque vean que sus obras son las del Padre El testimonio de Juan no lo aceptan tampoco.

Juan afirma que él no es lo que Jesús sí es: la verdad, la luz, el Mesías, el Hijo de Dios. Juan es la lámpara, no la luz. Los judíos prefieren la lámpara a la luz, aunque han visto que Jesús los pone en contacto directo con Dios.

Aunque les explica que el reino de dios ha llegado y ven los signos: sana a los enfermos, enseña, da de comer, libera del maligno, no le cree.

Ese es el testimonio que da Moisés de Él al ponerse ante el Padre como el gran intercesor: “Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo”. ¡Moisés le recuerda a Dios lo que Dios ha hecho!

Jesús obedece totalmente a su Padre, por eso da ese testimonio, las obras que realiza, que son las del Padre. Es decir, Jesús explica, nos quiere convencer de que Él es el enviado del Padre.

Seguimos haciendo con nuestras manos becerros de oro para adorarlos y quitamos a Dios de su lugar. ¿Qué sucede cunado un hijo rechaza a su familia, se avergüenza de ella? Que no pisa tierra, queda como volando, vacío.

Esa es, en la práctica, nuestra fe vacía, nuestra religión sin Dios, nuestros sacrificios y ofrendas sin caridad ni justicia. Ahí, en esa situación, hemos de dar principio, renovar, nuestro camino de conversión cuaresmal.

Volver a Cristo camino, retomar la oración para escuchar la Palabra, ver con los ojos de fe la verdad del amor de Padre. ¡Renovemos nuestro bautismo! ¡Vivamos según el Espíritu recibido en el bautismo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *