VI ORDINARIO jueves 21 de febrero de 2019
Blanco Votiva de Nuestro Señor Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Gén 9, 1-13; Sal 101; Mc 8, 27-33;
Jesús sabe que nosotros vamos poco a poco en la comprensión de su Palabra, su Vida, su Misión, su Persona en definitiva. Escuchamos muchas voces que nos confunden acerca de Jesús, por más que lo escuchemos y contemplemos.
Ahora nos invita a hacer una distinción. Una cosa es lo que la gente, los demás, puedan decir de Jesús. Y hay muchos que hablan de Él en los medios, en las redes, supuestos intelectuales, sabios, hasta ídolos populares.
Pero Jesús quiere desligarnos del punto de vista de todos y pide que le demos una respuesta personal, comprometida. “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Y esa es la pregunta a la que hemos de responder cada uno.
Pedro responde con una verdad que debe asimilar. Cuando Jesús habla de la pasión, “Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo”. Jesús reacciona con firmeza a pesar de la primera respuesta del discípulo.
“¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”. Aun cuando demos, en ocasiones respuestas claras, hemos de estar en actitud vigilante para no confundirnos de la misión de Cristo, de la nuestra.
Nosotros ya estamos llamados a la nueva creación. A vivir desde Cristo por el Bautismo, ya no hemos de estar sometidos ni a los criterios del mundo ni al temor a la muerte. Estamos injertados en Cristo.
El Señor es claro con Noé: “Ahora establezco una alianza con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los acompañaron… pondré mi arco iris en el cielo como señal de mi alianza con la tierra”.
La Eucaristía que instituye el Sumo Sacerdote es la alianza que
permanece para siempre. Vivámosla. Hagamos con Cristo una nueva creación,
seamos hombres y mujeres nuevos desde Él por el Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía.