Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

XVI ORDINARIO viernes 27 de julio de 2018
Por la Remisión de los Pecados
Jer 3,14-17; Sal Jer 31; Mt 13, 18-23.
Si quisiéramos ver, en porcentajes, cuánto tiempo pasamos platicando de cosas inútiles, a veces chistes, murmuraciones, a veces críticas; también lo hacemos de cosas serias pero, ¿de cosas muy profundas, de la vida, su sentido?
Escucharnos no es fácil. Eso lo sabe Jesús, y sabe que no siempre ocupamos de la mejor manera nuestro tiempo de diálogo. Por eso esta parábola del sembrador en donde destaca tres actitudes que no ayudan.
No ponemos atención a su Palabra, la bloqueamos con nuestra dureza de cabeza y corazón o la dejamos al nivel superficial del sentimiento y la emoción. Lo que sucede es que no se queda en nosotros esta Palabra de vida.
Necesitamos estar dispuestos a escucharla porque sí podemos entenderla, a ver que se quede en nosotros porque sí podemos comprenderla e incorporarla a la vida diaria y, sobre todo, sí podemos comunicarla con testimonios precisos.
La promesa de restauración del profeta es para nosotros y se cumple en Jesús que nos habla: “les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia”. ¡Acojamos a Cristo Pastor!
La Iglesia, enviada por Cristo, hace presente al Pastor de nuestras almas en la persona de Su santidad el Papa Francisco, en los obispos sucesores de los apóstoles, en los presbíteros y diáconos.
También en la persona de los padres de familia educadores en la fe de sus hijos, en los catequistas que colaboran con ellos, en los consagrados que acogen la misión de anunciar el evangelio y educar en la fe.
No tenemos pretexto para decir que nos falta el Pastor Jesucristo. No podemos decir que no hemos sido educados en la fe y por eso no podemos convertirnos de nuestros pecados. Pidamos al Padre nos dé su Espíritu para seguir a Jesús escuchando, viviendo y comunicando su Palabra.