Síntesis 1. Sinodalidad

8°CENCuautitlan2023

“Cada bautizado debe sentirse comprometido en el cambio eclesial y social que tanto necesitamos. Este cambio exige una conversión personal y comunitaria que nos haga ver las cosas como las ve el Señor”1, nos ha dicho el Papa Francisco. ¿Cómo mirar desde la perspectiva del Padre? ¿Cómo sentir y soñar la misma Iglesia sueña Jesús? ¿Cómo escuchar las mociones del Espíritu que nos habla?


III. El Camino lleva a la Eucaristía

San Lucas coloca como el final del camino de los discípulos de
Emaús la fracción del pan, donde reconocen la presencia del Señor Resucitado. En la Eucaristía celebramos y vivimos el nosotros más profundo de la comunión de los santos y nutrimos nuestra experiencia espiritual para comprometernos con renovado impulso a participar en el proceso sinodal al que nos llama la Iglesia. Entorno al Pan queremos aprender a dedicar tiempo para compartir entre nosotros, mediante el diálogo sincero, valiente y honesto. Frente al Pan sobrio y el vino puro queremos crecer en humildad para reconocer que todos tienen derecho a ser escuchados, así como todos tienen derecho a hablar. No queremos entablar debates para convencer a los demás, sino acoger lo que dicen los demás para el bien de todos.

«mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado»” (Lc 24, 15)
(Del Documento Base para el VIII CEN, pp. 24-29)


I. El camino de los discípulos


Jesús llama a sus discípulos a iniciar un programa de seguimiento en comunidad. Se trata de caminar juntos en la historia como Pueblo de Dios. De hecho, “la relación fundamental del creyente con Jesús
se expresa en los evangelios mediante la metáfora del seguimiento. Esto quiere decir que, según los evangelios, hay verdadera relación con Jesús y auténtica fe donde hay seguimiento del mismo Jesús. Y
que no existe esa relación ni esa fe donde el seguimiento falta”2. Así, mientras los discípulos de Emaús caminan “con aire entristecido”, conversaban y discutían, el mismo Jesús se acerca a ellos y hace camino a su lado. Es la mejor figura de la naturaleza de la Iglesia sinodal. Quien se resiste a caminar con Jesús renuncia al carácter genuino de la vocación cristiana. San Lucas, el evangelista, en el relato de los discípulos de Emaús “ha delineado una imagen viva de la Iglesia como Pueblo de Dios, guiado a lo largo del camino por el Señor resucitado que lo ilumina con su Palabra y lo nutre con el Pan de la vida” (ICT, Syn., 16).
Tras renovados esfuerzos, hoy volvemos a la enseñanza de la Escritura y de la Tradición que atestigua que la sinodalidad es dimensión constitutiva de la Iglesia, pues a través de ella se manifiesta la figura de los discípulos que van en camino y que son convocados por el Señor, para que mediante el discernimiento comunitario y apostólico, se manifiesta el misterio de comunión con Cristo, siempre vivo y operante en la Iglesia.


II. Los discípulos del Camino

En los últimos decenios se ha hecho común el sustantivo derivado del término acuñando “sinodalidad” como fruto de una madurez en la conciencia eclesial, heredada del Concilio Vaticano II, que quiere
especificar la forma de vivir y obrar de la Iglesia misma que se manifiesta en vivir la comunión en el caminar juntos, en reunirse en asamblea y en participar activamente todos los miembros en la
misión evangelizadora. El sínodo no es una moda vacía, no es una “mejor repartición del poder” sin escucha, sin responsabilidad, sin
comunión. Es un evento del Espíritu que se orienta a la misión y que nos refiere constantemente al camino que recorremos juntos, como Pueblo de Dios.

1 Francisco, Discurso en la ceremonia de conmemoración del 50° aniversario de
la Institución del Sínodo de los Obispos (17 de octubre de 2015).

2 José María Castillo, El seguimiento de Jesús, Sígueme, Salamanca, 2005, p. 15
(Del Documento Base para el VIII CEN, pp. 24-29)

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