EL PAN DE LA PALABRA DE DIOS PARA NUESTRA FAMILIA

XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

«TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA»

Esta iniciativa tiene la intención de acercar más a las familias a los tesoros que abundan en la Palabra de Dios. Pongo en tus manos estos sencillos pasos que, si se llevan a cabo como se aconseja, estoy seguro que ayudarán a papás, hijos, abuelos y a todos los miembros de cada familia a conocer, comprender y poner en práctica lo que Dios una y otra vez nos dice en su palabra, que es pan que alimenta y vida para el mundo. El Espíritu Santo ilumine a cada familia en esta aventura, y la Virgen María y San José nos muestren a la Palabra hecha carne, a quien ellos mismos contemplaron.

Pbro. Martín González Soria

Catedral de San Buenaventura, Edo. de México.

PASO 1. ORAMOS EN FAMILIA

Estando reunida la familia hacen la siguiente oración:

Papá o mamá: Señor, Padre nuestro, queremos que tú seas el centro de nuestra familia. Te ofrecemos nuestro hogar y nuestro corazón. Especialmente te damos gracias por el don de la creación y de nuestra redención. Ponemos en tus manos a tantas familias que están pasando por momentos difíciles para que experimenten tu consuelo y tu paz. Amén

Todos los demás miembros de la familia: Señor, tu Palabra sea lámpara que ilumine nuestros pensamientos, palabras y acciones, a fin de que transforme y moldee el barro del que estamos hechos y así, cada vez más, tomemos la forma que tu quieres, que tú has soñado para esta familia. Virgen María, prepara nuestro corazón para acoger la Palabra como tú la acogiste y te alimentaste de ella. Amén.

PASO 2. ESCUCHAMOS EN FAMILIA LA BUENA NOTICIA

En este ambiente de oración leemos y escuchamos el pasaje bíblico: (un miembro de la familia lee 2 veces el pasaje del evangelio según San Juan Capítulo 6, versículos 60 al 69)

Del Santo Evangelio según San Juan 6, 60-69

Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida». Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?»

       Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto algunos de ustedes no creen». (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».

       Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También ustedes quieren dejarme?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor.

PASO 3. ANTES DEL DIÁLOGO EN FAMILIA ES NECESARIO TENER EN CUENTA QUE …

  1. El texto bíblico de hoy es el final del así conocido «Discurso del Pan de Vida», pronunciado por Jesús, y que abarca todo el capítulo seis del Evangelio según San Juan. Todo inició con el signo de la multiplicación de los panes y los peces al principio del mismo capítulo, al realizar este prodigio, Jesús comezó a hacer afirmaciones  de este tipo: «Yo soy el Pan de la Vida», «Si no comen la carne del Hijo del hombre no pueden tener vida en ustedes», «El que coma de este pan, vivirá para siempre», «El que coma de este pan no tendrá hambre», etc. Ahora dice: «Mi carne es verdadera bebida y mi sangre es verdadera bebida». ¿Por qué Jesús nos insiste tanto en darse a conocer como nuestro pan?, ¿A qué nos está invitando con estas verdades de fe? ¿Qué nos quiere decir con esta palabra?
  • Considero que son dos las razones fundamentales, por un lado Jesús sabe que a ti y a mí no nos sacian las cosas de este mundo, que no estamos hechos para esta tierra, que nuestro espíritu anhela algo más, o más bien alguien más. El Señor nos conoce mejor que nosotros mismos, él sabe lo que hay en el corazón del hombre y sabe que todo lo que ese corazón puede desear no es posible encontrarlo en el pan material, simbolizado en lo que nos ofrece este mundo; por otro lado, ¿Entonces en qué o en quién encuentra su saciedad y sentido de vida el hombre? Pedro nos da la respuesta cuando le responde a Jesús: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios». Sólo en Jesús encontramos lo que ningún lugar nos puede ofrecer, sólo él tiene las palabras de vida que nuestro corazón sediento necesita, ¿A dónde vamos a ir si no es a él, a su amor, misericordia, ternura, bondad, alegría, paz?
  • Jesús comienza a experiementar el abandono de sus discípulos, lo que les dice les escandaliza, tanto así que muchos de ellos se dan la vuelta y ya no le siguen, mientras que otros pocos creen en él, de tal forma que se forman dos grupos: los pocos que creen en él y los muchos que lo abandonan. El grupo que lo abandona son aquellos que sólo busacaban en él sus propios intereses, aquellos que querían que les siguiera dando de comer y deseaban hacerlo su rey por conveniencia mas no por quien realmente era Jesús: «El Mesías enviado por el Padre para que creyeran plenamente en él».
  • La provocación de Jesús: «¿También ustedes quieren dejarme?», nos pone de frente a nuestra libertad, ¿Somos de los que creemos en Jesús y reafirmamos, como Pedro, nuestra fe y nuestro seguimiento? O por el contrario ¿Somos de los que queremos abandonarlo porque sus palabras nos parecen exigentes y comprometedoras? ¿Porque no era lo que esperábamos? ¿Por qué sólo queremos que sacie nuestros deseos e intereses personales? Delante de Jesús no podemos quedar indiferentes, somos invitados a tomar una de estas dos decisiones que comprometen toda la vida.

DIALOGAMOS EN FAMILIA CON LA BUENA NOTICIA

  1. Compartimos en familia lo que el Espíritu Santo nos ilumina y respondemos a las siguientes preguntas: ¿Por qué Jesús nos insiste tanto en presentarse como nuestro pan?, ¿A qué nos está invitando con estas verdades de fe? ¿A qué actos o acciones concretas nos comprometen estas palabras de Jesús: «Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida»?
  2. Si las cosas de este mundo material no sacian el corazón del hombre, ¿Entonces en qué o en quién crees que encuentra su saciedad y sentido de vida? ¿Por qué? Comparte ejemplos.
  3. Jesús nos interroga hoy con su palabra, nos interroga porque quiere una respuesta de nuestra familia, nos dice: «¿También ustedes quieren dejarme?» ¿Qué respondemos como familia a esta interrogante de Jesús? Pedro respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» ¿Qué le respondemos nosotros como familia? ¿Qué ofertas nos ofrece este mundo que quieren saciar el anhelo de nuestro corazón, que es Jesucristo?
  4. En la Virgen María encontramos el modelo de vida cristiana, la invocamos rezando la oración del «Ave María». Dios te salve María, llena eres de gracia…

PASO 4. ORAMOS Y AGRADECEMOS EN FAMILIA

En torno a una biblia abierta, donde se encuentra el pasaje que acabamos de meditar, y puesta al centro de la familia en una mesita con un cirio encendido, hacemos esta oración.

Decimos todos: «Gracias Señor Jesús porque una vez más nos recuerdas que no hay otro lugar a dónde ir mas que a ti, contigo, porque tú tienes las palabras que nuestro corazón necesita, por que tus palabras son espíritu y vida que como bálsamo refrescan toda nuestra persona y nuestra familia, has que tus palabras nos hagan nuevos cada día, nuevos en nuestra mente y nuestro espíritu, nuevso en nuestras palabras y en nuestras acciones, nuevos en el amor y la misericordia . Amén.

Dios nos ha hablado en su Palabra, ahora ¿qué le respondemos nosotros?, ¿qué nos anima la Palabra decirle a Jesús? A partir de une frase o una actitud de Jesús puedes hacer tu oración. Espontáneamente cada miembro hace oración en voz alta. Finalmente buscamos el canto en google: «Señor, ¿A quién iremos?», y lo escuchamos con atención.

PASO 5. PARA SABER MÁS…

Recordemos que San Juan escribe su evangelio con una finalidad: «Que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y creyendo tengamos vida en su nombre» (Jn 20,30-31). El grupo numeroso que se echa para atrás y ya no quiere seguir a Jesús es el grupo que se había hecho una falsa idea de quién era Jesús realmente, ya que lo concebían como un Mesías que había venido a la tierra a establecer el reinado de Israel y pasarlo de una situación de esclavitud a un señorío sobre las otras naciones de la tierra, por eso no podían entender que Jesús ofreciera su cuerpo y su sangre para la salvación del mundo, y mucho menos, que les diera a comer ese cuerpo y esa sangre. Esos discípulos que abandonaron a Jesús no estaban dispuestos a aceptar su condición divina. Ninguno podía admitir que fuese Emanuel, Dios con nosotros. sin aceptar esa verdad de fe no se puede participar del Pan de la vida. Aquello era duro para ellos y no podían aceptarlo, de ahí la reacción: «Este modo de hablar es intolerable, ¿Quién puede admitir eso?» Estaban disgustados con Jesús y lo estaban por la rebeldía e incredulidad de sus corazones.

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