Homilía del señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón

VIII ORDINARIO martes 29 de mayo de 2018
Misa “Por la nueva evangelización”
1Pe 1,10-16; Sal 97; Mc 10, 28-31.
Especialmente en nuestro continente se han dado algunos radicalismos, a veces más ideológicos que evangélicos, en el seguimiento de Cristo. Espiritualismo alejado del mundo, compromiso social casi sin evangelio, son los extremos.
Jesús ha invitado al rico a tomar en serio su decisión de seguirlo, optando por la pobreza. Los discípulos viven una pobreza no simulada, sino real, porque aun viviendo el matrimonio, holgadamente algunos, son pobres.
La verdadera pobreza está en fiarse totalmente de Cristo: vida, mensaje, doctrina, evangelio. Algunos tomaron posturas superficiales, externas, pero no la radical que pide Jesús, la postura interior de abandono en el Padre como Él lo vive.
De ahí la consigna de Jesús: “muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros”. Parece que algunos lo siguen, otros no. ¡Se verá al final!
Para Dios no es imposible nuestra salvación. Porque Él nos va señalando el camino, estar “siempre atentos y vigilantes, pongan toda su esperanza en la gracia que les va a traer la manifestación gloriosa de Jesucristo”.
Cada vez hemos de convencernos más que la vida que Cristo nos da, viene de Él, no es idea nuestra, ni proyecto humano alguno. Es un don, de modo que lo fundamental es tener una actitud de acogida ante este Dios.
La meditación de la Palabra, el dejarnos confrontar y no limitarnos al mínimo de la comprensión del Evangelio, es el camino. “así como es santo el que los llamó, sean también ustedes santos en toda su conducta”, nos dice el Apóstol.
No limitemos nuestra educación en la fe a saber, con fórmulas memorizadas, algo de Dios, la Iglesia, o cumplir algunas normas, tomar algunas posturas externas. Sigamos radicalmente a Cristo, viviendo el Evangelio, con la libertad para dar nuestra vida en testimonio